La luz.

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Debemos medir la iluminación con prudencia.
    Con esto quiero decir, que no siempre la iluminación adecuada es la que nos muestra el fotómetro cuando lo dirigimos al motivo a fotografiar.
    Supongamos un parque donde están jugando niños, hay columpios, arena, niños en primer y segundo plano, y al fondo un viejo tranvía. Lo más lógico sería dirigir el fotómetro hacia esa mezcla multicolor. Bien, pues en este caso podemos hacerlo tranquilamente, pues el motivo tiene una buena mezcla de contrastes y los claros y sombras están distribuidos de una forma regular.
    Pero el uso del fotómetro, empieza a complicarse frente a contrastes mayores. Nunca obtendremos buenos tiempos de exposición, cuando fotografiamos a una persona con traje claro, delante de un seto oscuro. O un deshollinador frente a una pared blanca.
    Si la cámara lleva fotómetro incorporado, o si enfocamos un fotómetro independiente en la misma dirección que la cámara, obtendremos una medida de la luz errónea, pues el hombre del traje claro, resultará demasiado claro, y el deshollinador apenas recibirá luz.
    Antes en el parque, los claro-oscuros estaban bien repartidos, pero ahora los motivos resultan en contrastes demasiado opuestos, lo mismo que cuando fotografiamos una persona recortada contra el cielo, un niño con traje claro sentado en el césped, etc. El resultado queda falseado por una de las superficies de contraste, que resulta ser la más fuerte.
    En estos últimos casos, el fotómetro solo puede ver la iluminación general, y le cuesta demasiado separar los contrastes.
    Pero podemos engañarle. ¿Cómo?: acercándonos con el fotómetro hacia el objeto hasta tal punto que este abarque todo el ángulo de medición y no capte la luz o la sombra accesoria. Frente a motivos con fondo oscuro buscaremos la iluminación máxima. Frente a fondos claros tendremos que vigilar cualquier iluminación accesoria. Pero junto al motivo principal, es seguro que hallaremos un valor medio justo, aún cuando el seto, pared o césped reciban un poco de luz de más o de menos.
    Y ahora viene tu pregunta que ya la pongo aquí: ¿qué hago con el fotómetro que lleva incorporado mi cámara?. Bien, pues olvidarte de él. O en el mejor de los casos, las cámaras más modernas, permiten hacer una toma de luz previa al disparo -acercando la cámara al objeto principal- y fijando la luz definitivamente, para luego efectuar la toma desde cualquier otro sitio. ¡¡Léete las instrucciones de tu cámara!!

Algunos consejos:

    En fotografías exteriores, debemos apuntar el fotómetro hacia el suelo, para que el claro del cielo, no entre en el ángulo de medición.
    Toda medida será más exacta, si nos acercamos al objeto. Si esto resulta imposible, mediremos un objeto parecido al principal, que esté a nuestro alcance, o medimos a una distancia de 5 a 20 cm. la luz reflejada por nuestra mano, y doblamos la velocidad obtenida.
    Otra posibilidad de medir los valores lumínicos: se trata de la obtención del llamado "ámbito de contraste". Medimos de cerca, tanto las zonas claras como las oscuras del motivo, siempre por separado. Y a continuación, promediamos dichos valores, por opuestos que sean. Por ejemplo si la zona más oscura nos da una velocidad de disparo de 2 segundos, y la más clara de 1/50 segundos, el valore medio, lo encontraremos en el escalímetro de velocidades de la cámara:

4 2 1 1/2 1/5 1/10 1/25 1/50 1/100 1/250
El valor en verde es el que debemos ajustar en la cámara


Fotografía con luz artificial

    Un lema: Todo aquel que en fotografía quiera llegar a resultados seguros, que empiece con luz artificial.
    Cerrar las persianas y apagar la luz, encender los focos fotográficos. Ahora nos es indiferente la luz que haya fuera, si hace sol o está nublado, porque el "sol" lo tenemos en casa. Es más, tenemos una luz constante, que podemos manejar a nuestro antojo, reforzar, menguar, y direccionar hacia donde queramos.
¿Cuantas lámparas o focos necesitamos? A partir de una ya podemos hacer fotografías. Simplemente ponemos una superficie blanca detrás del motivo, y así obtendremos un segundo foco. Un cartón absolutamente blanco, refleja un 80 % de la luz que recibe. Lograremos un mejor aprovechamiento con una pantalla de papel de estaño, y efectos extraordinarios con un espejo. Si disponemos de más de un foco, debemos colocarlos de tal manera que la luz principal siempre se diferencie de la secundaria. "Jamás una luz principal debe ir en contra de la secundaria".
    La colocación de los focos, luz de frente, lateral, rozante, o contraluz, depende de la idea que tengamos de la imagen a obtener. Una buena práctica es coger el foco con la mano y dar vuelta al objeto, estudiando los efectos. Pero los mejores efectos los obtendremos cuando dispongamos de tres focos.

Algunos consejos

    Siempre haremos las fotografías con luz artificial con el trípode.
    Los focos fotográficos dan una luz blanca muy rica en rayos azules, al contrario que las bombillas normales, que dan una luz rica en rayos rojizos. Estas dos clases de luz, se plasman sobre la película de forma muy diferente a como las apreciamos con los ojos. ¡Hagamos algunas pruebas!
    Donde el foco no baste, o sea demasiado para una buena iluminación, podremos usar reflectores de distintos materiales, siguiendo estos índices de refracción:

SuperficieReflexión
Espejo metálico95 %
Yeso blanco90 %
Papel o cartón blanco60-80 %
Superficie gris20-60 %
Papel o cartón negro10 %
Terciopelo negro0,3 %
 
 
    Es de gran importancia para la fotografía con luz artificial la iluminación de las sombras demasiado oscuras. La diferencia entre zonas claras y oscuras, nunca debe sobrepasar los seis o siete saltos de velocidad/diafragma de la cámara (controlar con el fotómetro). Para reducir estas diferencias, podemos utilizar métodos, como añadir un foco de iluminación difuso hacia la parte de las sombras. Un utensilio que se utiliza con frecuencia es un paraguas abierto en un blanco o beige claro con un foco tras él.